martes, 22 de marzo de 2011

Puentes de sueño y pesadilla


Sigo sin tener una respuesta que me satisfaga sobre si lo que pensamos que somos depende en cierta medida de lo que nos imaginamos que seríamos. Además si la pregunta se hace en plural, las respuestas se desdoblan en variedad. Cuando nos veo pintando banquetas que no existen, pienso que somos muchos orillados en una avenida de la ciudad en la que las ruedas tienen prioridad sobre las piernas. Supongo que aunque podemos unificar razones de qué nos hace pasar una mañana de vacaciones haciendo una línea para peatones, la manera de explicarlo y el camino para llegar ahí es diferente. Pero seguramente los que disfrutamos sumergir el rodillo en la pintura y dibujar la línea entre autos y personas, hemos experimentado lo que implica caminar entre autos cuando no hay una banqueta.
Hoy al medio día, convocados por la Asamblea Nacional Ciudadana, Frente Amplio contra la Supervía y Ciudad Pro Contreras, nos dimos a la tarea de crear una vía para peatones en el Puente de los Poetas. Y ahí estamos marcando la figura del peatón cada 6 pasos. Ilusionados con que al día siguiente trabajadoras del hogar, estudiantes, profesores, albañiles, contadoras, secretarios, abogadas, arquitectos y todo aquel que se desplace sin auto hacia Santa Fe, existan en la calle que pisan y para la que pagan impuestos. Lo que mide la escoba más una mano parecen espacio suficientes para que quien va caminando lo haga sabiendo que tiene cabida sobre el asfalto. Ahí estamos, pintando líneas amarillas para que quienes salen de su departamento frente a la avenida prevean y frenen porque, aunque se sorprendan, una persona puede pasar a pié frente a su entrada.
Pienso entonces que los que los que hoy pintamos nos vemos (en plural) de diferente manera a la que se ven (también en plural) quienes diseñaron estos puentes. Supongo que quienes los planearon pensaron en la exclusividad que implica desdibujar hasta la posibilidad de que alguien que camina pueda pisar los puentes. Asumo que aquellos que hicieron que esos puentes existan, se ilusionaron con la idea de ofrecer espacios que aíslen a unos de otros. Compruebo, ahí en la orilla de la avenida, que esos puentes no son puentes, sino murallas.LEER COMPLETO AQUÍ

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